POR EL BIENESTAR DE LOS TRABAJADORES

Friday, December 28, 2007

EDITORIAL

Los hechos acontecidos durante el año, en lo que respecta acciones delictuales ocurridas al interior del establecimiento (robos, agresiones, entre otros) nos llevan a reflexionar sobre la importancia de una selección más rigurosa de los estudiantes que ingresan a la institución, con especial énfasis en enseñanza media. No se trata de perder la fe en que la educación puede cambiar el destino de un estudiante complicado – pues la educación tiene el poder para hacerlo- sino ejercer el derecho que todos, individual o colectivamente, practicamos en nuestra vida: discriminar. No hablo de una discriminación negativa, muy por el contrario. Cada quien discrimina entre tal o cual universidad va a estudiar. Escogemos el barrio en el cual vivir. El dueño de una empresa selecciona a su personal de entre muchos que se presentan. Lo que hace negativa o positiva dicha práctica es el criterio. Si ocupo como indicador de selección la raza, las creencias, aún el aspecto, por sobre el perfil requerido para una institución, estoy cayendo en aquella discriminación que todos condenamos. Una institución que ha hecho las cosas apuntando a la excelencia, no puede darse el lujo de aceptar a estudiantes que no están dispuestos a someterse a dicho espíritu y con sus actos denigran lo que se ha conseguido con esfuerzo y tenacidad.

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